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¿Te mueves conscientemente?


Michael Landau


4/2/2023




Espero que este año haya empezado bien para ti. Al menos algo mejor que el anterior.


Suelo describir lo que enseño como “Movimiento consciente”. No me convence del todo esta expresión, pero me sirve hasta encontrar una mejor.


El asunto es que enseño clases de movimiento, o así parece. No calzan para nada en la categoría de “ejercicio”. Si conoces el Método Feldenkrais® ya tienes una idea de la experiencia, pero podrías tener dificultad, al igual que yo, en nombrar qué es lo que estás haciendo en las clases.


Usamos el movimiento para permitirle al cerebro a cambiar, aprender y crecer. El movimiento es un campo rico en materia para explorar. Nos permite examinar nuestra manera de funcionar: cómo hacemos lo que hacemos. Nos permite introducir cambios pequeños y controlados en la acción y observar el efecto que tienen esos cambios.


Este tipo de exploración requiere de una presencia mental, la que podríamos llamar conciencia. Más adecuada es la palabra en inglés awareness, que no es exactamente lo mismo. De todos modos, si tu mente vaga y te sigues moviendo mecánicamente, el “ejercicio” pierde por completo su sentido.


Por lo tanto, esta manera de moverse está muy alejada de lo que conocemos como ejercicio. Cuando miras videos o mensajes en tu celular mientras corras en la caminadora o pedalees en la bicicleta estática por 30 minutos, aceleras tu ritmo cardiaco y generas masa muscular. Estas son cosas valiosas en sí mismas, pero no generan un cambio en tu mente. No mejoran tus patrones habituales de acción.


Por lo contrario, cuando nos movemos conscientemente, podemos examinar nuestros patrones habituales. Revisamos los mapas cerebrales, los hacemos más nítidos, más claros, más detallados. Podemos mejorar nuestra manera de funcionar.


Al mismo tiempo, practicamos la presencia mental, o el mindfulness: invitamos a nuestra mente a quedarse con su objeto de observación, con la intención de volver a él cuando nuestra mente se distrae. Lo que me fascina más que nada en este camino es el hecho que es un camino de crecimiento, de aprendizaje y de mejora. No repites los movimientos simplemente para cumplir con tus repeticiones; no imitas al profesor; no persigues logros ni metas externas. En vez de esa carrera demasiado conocida, optamos por otro camino: bajar la velocidad, jugar, variar, abrirnos a la experiencia del momento, interesarnos por nuestras sensaciones y percepciones sutiles.


Es por eso que encuentro tan valioso el movimiento consciente. Me permite ser una persona mejor, un poquito mejor cada día, un pequeño paso tras el otro.



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¿Qué te parece una práctica diaria de movimiento consciente que que te permita dar ese paso día tras día? Un paso que requiere tres minutos al día.
La falta de tiempo no va a ser un impedimento. Pero a pesar de ser tan corta, si no se hace, no sirve mucho... Sí requiere un compromiso.
Echa una mirada a Persistent Growth.
Este pequeño paso diario hace la diferencia entre estar o no estar en un camino de transformación.


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